martes, 14 de octubre de 2025

La vida nueva de Pedrito de Andía» de Rafael Sánchez Mazas.

Edición: 1951 (Primera edición).

Otra novela de posguerra que me ha encantado. Con ecos del Romanticismo y la novela lírica. La acción se desarrolla en el verano y otoño de 1923, justo antes del golpe de Primo de Rivera. Sánchez Mazas, figura relevante de la vida política e intelectual (fundador de Falange), retoma en esta novela una atmósfera pretérita, de las clases altas bilbaínas y del País Vasco rural.

La obra narra en primera persona la historia de Pedrito de Andía, un adolescente de quince años, en un verano que se convierte en un decisivo rito de paso. Pedrito está enamorado de su prima Isabel, recién llegada tras una larga ausencia. El relato se centra en el proceso de maduración física y psicológica del protagonista, marcado por una enfermedad y un subsiguiente estirón de seis centímetros que simboliza su tránsito de la infancia a la juventud. La novela es un tapiz de sueños, ilusiones, inseguridades y primeras tomas de conciencia sobre el amor, el heroísmo y la identidad.

Otros temas cruciales son: el primer amor (idealizado, platónico); la naturaleza y el paisaje vasco (Bilbao, Neguri, Las Arenas) como extensión del estado anímico; la identidad familiar y social (el peso del linaje y el contraste entre lo urbano y lo rural); y la reflexión moral y existencial.

El estilo de Sánchez Mazas es elegante, lírico y de gran belleza plástica. Muestra un dominio del idioma y una sensibilidad poética, característica de su formación.

La novela se inscribe en la tradición de la novela de formación europea, con ecos de la literatura lírica. Algunos críticos han señalado influencias cervantinas en la mezcla de idealismo y realismo, o del Romanticismo en la idealización del heroísmo y la pureza. El ambiente aristocrático y el tono melancólico la sitúan también en la estela de ciertas novelas de principios de siglo XX.

La novela fue recibida con amplio reconocimiento por la crítica, destacando figuras como Gonzalo Torrente Ballester. Se la consideró una obra de gran calidad literaria por su finura psicológica y su prosa cuidada, y se consolidó rápidamente como un clásico de la narrativa española del siglo XX dentro del subgénero de la novela de formación y la narrativa de la memoria, ocupando un lugar significativo en el canon.

Su principal aporte reside en la maestría con que Sánchez Mazas captura la voz interior del joven Pedrito. La novela no solo describe un verano, sino que construye un universo emocional a través de una prosa exquisita, que convierte la anécdota del "estirón" y del primer amor en una metáfora de la toma de posesión de la propia vida.

Citas breves justificadas

«…el verano de los quince años es un verano aparte» (Reflejo del tema de la iniciación).

«…una melancolía que no tenía causa y era de todas las cosas» (Sentimiento existencial adolescente). 

«Todo el tiempo de la vida es una cuenta con la infancia» (Reflexión del narrador adulto).


Biografía de Rafael Sánchez Mazas (1894–1966).

Destacó simultáneamente como escritor, periodista, intelectual y uno de los ideólogos fundadores de Falange Española. Su trayectoria vital estuvo marcada por el cruce de la estética novecentista, el periodismo de primer nivel y una producción literaria singular que, en buena parte, vio la luz póstumamente.

Rafael Sánchez Mazas nació en Madrid el 18 de febrero de 1894, aunque otras fuentes citan Coria (Cáceres). Perteneciente a una familia de buena sociedad, pasó su infancia y adolescencia en Bilbao, de donde era originaria su madre, Rosario Mazas Orbegozo.

Se formó con los escolapios en Bilbao y posteriormente con los jesuitas de Orduña y Miranda de Ebro. En 1910 regresó a Madrid para iniciar la carrera de Derecho en la Universidad Central, licenciándose finalmente en el Real Centro Universitario María Cristina de San Lorenzo de El Escorial.

Colaboró en la revista bilbaína Hermes y en diarios como ABC, El Sol y El Pueblo Vasco. Su primera obra publicada fue la colección de relatos «Pequeñas memorias de Tarín» (1915). Su vinculación con el entorno cultural vasco le llevó a participar en la Escuela Romana del Pirineo, un círculo intelectual promovido por Ramón de Basterra.

En 1922, Juan Ignacio Luca de Tena lo envió a Roma como corresponsal del diario ABC. Permaneció allí durante siete años, un tiempo fundamental para su evolución.

En Italia conoció y se casó con Liliana Ferlosio, de una distinguida familia italiana. De este matrimonio nacieron varios hijos que se convertirían en destacadas figuras intelectuales españolas, como el escritor Rafael Sánchez Ferlosio, el cantautor Chicho Sánchez Ferlosio y el matemático Miguel Sánchez Ferlosio.

Tras su regreso a España en 1929, Sánchez Mazas se volcó en la actividad política y la difusión de las nuevas ideas de corte nacional-sindicalista. Fue consejero y colaborador cercano de José Antonio Primo de Rivera y uno de los ideólogos y fundadores de Falange Española en 1933. Pertenecía a la llamada corte literaria de José Antonio y era asiduo de la tertulia la "Ballena Alegre" del café Lion. Contribuyó en la letra del himno Cara al Sol.


https://sergio-camero.blogspot.com/2025/01/el-cafe-lion-y-la-ballena-alegre-un.html

El estallido de la Guerra Civil le encontró en Madrid, lo que supuso el periodo más dramático de su vida. Fue detenido y estuvo preso en varias cárceles. Entre 1936 y 1937, estuvo refugiado en la Embajada de Chile en Madrid. Fue en estas circunstancias de aislamiento y peligro donde escribió su novela capital, «Rosa Krüger», que leía por entregas a sus compañeros para distraerlos.

En 1939, poco antes del fin de la guerra, fue trasladado al Santuario de Santa María de la Cabeza, en Collell (Gerona), para ser fusilado. Sánchez Mazas logró fugarse en el momento de la ejecución, escondiéndose en el bosque y siendo protegido por un soldado republicano (un episodio que, aunque breve, ha sido ficcionalizado de forma célebre en la novela «Soldados de Salamina» de Javier Cercas).

Después de la guerra ocupó el puesto de Ministro sin Cartera en el segundo Gobierno Nacional (1939–1940), con la misión de ser una especie de "Ministro-poeta". También fue Procurador en Cortes. En 1940 fue elegido Académico de la Real Academia Española (RAE), aunque nunca llegó a tomar posesión de su sillón.

Rafael Sánchez Mazas murió en Madrid el 18 de octubre de 1966.

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