viernes, 17 de octubre de 2025

Nosferatu: eine Symphonie des Grauens (1922).

Nosferatu: guárdate de pronunciar esta palabra o las imágenes de tu vida se desvanecerán entre sombras... sueños espectrales saldrán de tu corazón y se alimentarán de tu sangre.

Obra maestra del cine mudo alemán dirigida por F.W. Murnau. Se trata de una adaptación no autorizada de la novela Drácula de Bram Stoker, lo que generó significativos problemas legales, incluyendo intentos por parte de la viuda de Stoker, Florence, de destruir todas las copias existentes, lo que limitó su circulación durante años.

La película se enmarca en el movimiento expresionista alemán, con un género principal de horror gótico y elementos de fantasía. El guion fue escrito por Henrik Galeen, con contribuciones no acreditadas de Stoker, y la producción estuvo a cargo de Prana-Film GmbH y Jofa-Atelier Berlin-Johannisthal, con Enrico Dieckmann y Albin Grau como productores.

El elenco principal incluye a Max Schreck como el Conde Orlok (el vampiro, cuya interpretación icónica evoca un ser ratuno y cadavérico), Gustav von Wangenheim como Thomas Hutter (equivalente a Jonathan Harker), Greta Schröder como Ellen Hutter (equivalente a Mina), Alexander Granach como Knock (equivalente a Renfield), y otros como Georg H. Schnell y Ruth Landshoff.

Su estreno original fue en Alemania en 1922, con una versión en EE.UU. en 1929, y ha influido en innumerables obras, desde remakes como Nosferatu the Vampyre (1979) de Werner Herzog hasta referencias en Shadow of the Vampire (2000).

Nosferatu destaca por su maestría en el expresionismo alemán, donde la forma visual sirve para externalizar estados psicológicos y emociones internas. La cinematografía, a cargo de Fritz Arno Wagner, emplea ángulos agudos, sombras alargadas y composiciones asimétricas para evocar un mundo distorsionado y ominoso, simbolizando el caos y la irrupción de lo sobrenatural en lo cotidiano. Escenas icónicas, como la sombra de Orlok subiendo las escaleras o su silueta contra la luz, utilizan la pintura con luz y sombra para generar terror sin necesidad de diálogo, anticipando técnicas de horror psicológico.

El montaje es deliberado y rítmico, con cortes que construyen suspense a través de la acumulación de imágenes: la llegada del barco infestado de ratas, por ejemplo, alterna planos de Orlok emergiendo de su ataúd con vistas de la plaga extendiéndose, creando una "sinfonía" visual de horror. Como película muda, carece de banda sonora original grabada, pero se acompañaba con música en vivo; versiones restauradas incluyen scores de Hans Erdmann, que refuerzan el tono gótico con motifs ominosos. El guion adapta Drácula cambiando nombres y escenarios (de Londres a Wisborg, Alemania, en los 1830s), introduciendo innovaciones como la muerte del vampiro por exposición al sol, ausente en el folclore original o en Stoker. Esta alteración narrativa añade un elemento poético y fatalista, donde el amanecer representa redención y destrucción.

La crítica consolidada posiciona Nosferatu como el origen del cine de horror, un hito que define el género con su atmósfera gótica y eerie, influyendo en obras posteriores.





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