sábado, 18 de enero de 2014

Últimas batallas de la Guerra de la Independencia 1813-1814. Entrada en Francia de los españoles..

Batalla San Marcial (Irún 31/agosto/1813).

Orden  de Lord Wellington, en su Cuartel General, publicada en la gaceta de Madrid del 19 de Octubre de 1.813, después de la toma de San Sebastián con caso 2.000 bajas españolas:

“Guerreros del mundo civilizado: aprended a serlo de los individuos del cuarto ejército español, que tengo la dicha de mandar. Cada soldado de él merece con más justo motivo que yo el bastón que empuño. Del terror, de la arrogancia, de la serenidad y de la muerte misma, de todo disponen a su arbitrio. Dos divisiones inglesas fueron testigos de este original y singularísimo combate, sin ayudarles en cosa alguna por disposición mía, para que se llevasen ellos solos una gloria, que en los anales de la Historia no tiene compañera.
 

Españoles: Dedicaos todos a premiar a los infatigables gallegos; distinguidos sean hasta el fin de los siglos, por haber llevado su denuedo y bizarría a donde nadie llegó hasta ahora; a donde con dificultad podrán llegar otros, y a donde sólo ellos mismos se podrán exceder, si acaso es posible.
 

Nación española: la sangre vertida de tantos cides victoriosos fue recompensada con 18.000 enemigos y una numerosa artillería que desaparecieron como el humo, para que no nos ofendan más.
 

Franceses: huid pues o pedid que os dictemos leyes, porque el Cuarto ejército español va detrás de vosotros y de vuestros caudillos, a enseñarles a ser soldados."



Los aliados entran en París (31 marzo 1814): http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/





viernes, 3 de enero de 2014

Pilotos en la guerra de África

Tengo que decir que nunca pude acostumbrarme a estar tranquilo volando sobre campo enemigo: desde que perdía de vista nuestras líneas, hasta que volvía a entrar en ellas, tenía todo el tiempo miedo y pasaba un rato muy malo. Yo no sentía remordmientos por las víctimas que podían hacer mis bombas; al contrario, procuraba hacer el mayor daño posible, convencido de que esta era mi obligación  militar y mi deber de patriota. Pero al mismo tiempo encontraba lógico y daba por descontado que, si por na avería del motor o por un tiro caía en poder de los moros, estos cometerían conmigo las mayores brutalidades; mi constante preocupación era que no me cogiensen vivo, pues daba como seguro que, antes de terminar conmigo, me someterían a toda clase de vejaciones y torturas. Nunca deje de llevar la pistola cargada y jamas dudé que haría uso de ella en caso necesario.

Marketing digital: Estrategia Social Media

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