sábado, 18 de julio de 2015

La responsabilidad de los medios de comunicación al informar de actos terroristas

Trabajo del Curso de Experto universitario en Comunicación Pública y Defensa (asignatura Terrorismo e Información)


LA RESPONSABILIDAD DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN AL INFORMAR DE ACTOS TERRORISTAS
The Responsability of Social Media when they report about terrorist acts 



Sergio Camero Villar

01 de junio de 2015






Resumen: Es innegable que el terrorismo necesita a los medios de comunicación para darse a conocer y convertir los hechos en imágenes, pero igualmente los medios usan el terrorismo como noticia. Siempre teniendo por delante los principios de la libertad de expresión y el derecho a la información, deben ser los propios medios los que, en un ejercicio de autorregulación, decidan cómo abordar las informaciones para dar cuenta de una realidad que no debe ser ocultada, evitar cualquier resquicio propagandístico y crear una conciencia colectiva beligerante contra el terrorismo.


Abstract: It is undeniable that terrorism needs social media to make known and turn the facts into pictures, but also media used terrorism as news. Always considering first  the principles of freedom of expression and right to information, own media must be, in an exercise of self-regulation, who decide how to tackle the information to account for a fact which should not be hidden;  avoid some  advertising chink and create a belligerent collective conscience against terrorism





Palabras clave: Terrorismo, Medios de Comunicación, Responsabilidad.

Keywords: Terrorism, Social Media, Responsability



PREFACIO


“Sin comunicación no habría terrorismo”.

Marshall McLuhan.


“Tenemos que encontrar la forma de privar a los terroristas  y a los secuestradores de aviones del oxígeno de la publicidad, del cual dependen”

Margaret Thatcher  




Este trabajo pretende realizar un análisis sobre la manera de informar por parte de medios de comunicación (MMCC) de actos terroristas, que con el afán de contar todo y estar al filo de la noticia, pueden llegar a no separar adecuadamente la ‘propaganda’ de la ‘información’.  Llegando a la conclusión de la necesidad de crear los mecanismos de control necesarios que permita desde los propios MMCC regular la información que se ofrece al ciudadano.
Si bien los terroristas encuentran en los medios de comunicación el eco deseado para su propaganda, a su vez proporcionan el espectáculo que los periodistas  necesitan.
Es indiscutible que los medios de comunicación tienen la obligación de informar sobre actos terroristas, pues es un derecho de los ciudadanos recibir dicha información, pero deben ser conscientes de una premisa importante: “la propaganda es un elemento imprescindible para la supervivencia del terrorismo”.


INDICE



1.   Introducción


Muchos analistas piensan que los atentados del 11-S fueron pensados para que se pudieran ver en televisión. La mayoría de ellos están de acuerdo en que el efecto que se busca en los atentados es sobre todo el impacto en una determinada audiencia.
La diferencia esencial entre un acto criminal común y el acto terrorista, es que pocos delincuentes comunes requieren de publicidad para ver sus aspiraciones satisfechas, mientras que los terroristas exigen necesariamente de esta propaganda para que sus fines se vean cumplidos al completo[1]. Neutralizar este vector fundamental necesario para las organizaciones terroristas, sea una de las premisas que se deben tener en cuenta a la hora de informar sobre atentados terroristas.
El debate puede surgir: ¿Los medios de comunicación condicionan los acontecimientos terroristas o son los terroristas quienes llegan a condicionar la información? ¿Puede un Medio de Comunicación obviar los comunicados que redactan los terroristas? ¿Pueden las autoridades influir de manera directa o indirecta para esconder o reducir el impacto mediático de un acto terrorista?
Es un derecho, los ciudadanos tienen el derecho a ser informados objetivamente, pero también las víctimas y sus familiares tienen derecho a la intimidad. Entre estos espacios los medios deben informar con responsabilidad, porque es su obligación.
Los terroristas son conscientes de la crisis que vienen padeciendo los MMCC tradicionales desde la aparición de las ‘nuevas tecnologías’ y han aprovechado este importante canal. Nadie discute que Internet ha pasado a ser la herramienta básica para su propaganda. Es un reclamo para reclutar simpatizantes y que finalmente den un paso definitivo y formen parte de sus filas.
El análisis sobre la responsabilidad de los medios de comunicación al informar de actos terroristas se debe enmarcar en los objetivos generales que los terroristas tratan de conseguir mediante los MMCCSS:
·         Impactar a la población a la que pretenden intimidar.
·         Dar a conocer sus motivos.
·         Ganarse la simpatía de aquellos en cuyo favor supuestamente actúan.
·         Adquirir un estatus mediático similar al de los actores políticos legítimos.

2.   Definición de Terrorismo


El término “terror” adquirió por primera vez una connotación ‘política’ con la Revolución francesa. Para Robespierre el término tenía connotaciones positivas, pues se refería al uso sistemático de medidas violentas e ilegales por parte de un Estado con el fin de eliminar toda oposición. El término ‘terrorismo’ ha cambiado y ya no se emplea para referirse a las medidas represivas usadas por los Estados, sino a la violencia clandestina con un objetivo político por grupos opuestos al Estado.



[1] Terrorismo y medios de comunicación. María Gil Casares. Universidad Complutense Madrid. http://www.funciva.org/uploads/ficheros_documentos/1211368982_maria_gil_casares.pdf



La primera campaña terrorista que se considera como tal, la de los revolucionarios rusos del grupo Naradnaya que acabó con la vida del Zar Alejandro II (1881), aunque el término seguía teniendo significados positivos, ya podemos hablar de la concepción del terrorismo como estrategia revolucionaria.  Ya con los anarquistas del XIX surge el concepto de 'Propaganda del hecho'[1]: un acto de gran repercusión es mucho más eficaz que la propaganda revolucionaria.
Hoy en día hay quien defiende la tesis de que no se puede denominar terrorista a quien lucha por una causa justa (Yassir Arafat). En los últimos años se concibe el terrorismo como un conjunto de medios condenables en sí mismos, independientemente del fin que con ellos se persiga.

a)      Definición de atentado terrorista en la resolución de la Asamblea General de 1995[2].

Esta resolución incluía una definición de atentados terroristas como “actos criminales con fines políticos concebidos o planeados para provocar un estado de terror en la población en general, en un grupo de personas o en personas determinadas”, que resultan “injustificables en todas las circunstancias, cualesquiera sean las consideraciones políticas, filosóficas, ideológicas, raciales, étnicas, religiosas o de cualquier otra índole que se hagan valer para justificarlos”.
Sin embargo no contenía alusión alguna a la legitimidad de la lucha de los movimientos de liberación nacional, del tipo de las que aparecían en las anteriores resoluciones de la Asamblea General sobre el tema.

b)     Definición de atentado terrorista por Naciones Unidas en 1999.

Se define atentado terrorista como un acto destinado a causar la muerte o lesiones graves a un civil  o persona que no participe activamente en las hostilidades. En una situación de conflicto armado y con el propósito de intimidar a la población u obligar a un Gobierno u Organización a realizar un acto o abstenerse de hacerlo.
Existen dos elementos fundamentales en esta nueva definición: la afirmación de que el acto terrorista se caracteriza por ir dirigido contra personas no combatientes, y la de que su objetivo no se agota en el daño causado a la víctima directa, pues más allá de ella se dirige a atemorizar a una población o a forzar una decisión política.



[1] La llamada propaganda por el hecho o propaganda por el acto, es una estrategia de propaganda anarquista basada en el supuesto de que el impacto de una acción genera más repercusiones, obtiene más relevancia y, por tanto, es mucho más eficaz que la simple palabra para despertar las energías rebeldes del pueblo. Implica predicar con el ejemplo. Su puesta en práctica buscaba elevar un conflicto latente al grado de conflictividad explícita, generando un elevado grado de incertidumbre social que obligase a la mayoría a salir de su indiferencia y adoptar posturas distintas para resolver el conflicto. Incluye acciones que van desde la ocupación de un terreno o inmueble, hasta el tiranicidio o ataques contra quienes son considerados poderosos y/o represores. Este tipo de atentados violentos ha sido denominado generalmente como terrorismo anarquista. http://es.wikipedia.org/wiki/Propaganda_por_el_hecho

[2] Convenio Internacional para la represión de la financiación del terrorismo. Naciones Unidas 1999. http://www.un.org/es/sc/ctc/docs/conventions/conv12.pdf



c)      Definición de Terrorismo por EEUU.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos define el terrorismo como violencia premeditada con fines políticos, perpetrada por grupos no estatales o agentes clandestinos contra no combatientes, con el propósito de influir en una audiencia.
Incluso se puede considerar esta definición como más apropiada que las anteriores, a efectos de contabilizar el impacto del terrorismo internacional.

d)     Definición de Terrorismo Profesor Avilés Farré.

Conjunto de violencia premeditada, ejecutada por una organización clandestina, ejercida contra personas no combatientes, con el propósito de generar un clima de temor favorable a los objetivos políticos de quienes la perpetran[1].


3.   La Comunicación: aspecto fundamental del terrorismo.

 El terrorismo sabe que causa miedo, y el miedo siempre es noticia

Los atentados son eficaces en la medida que tienen un impacto en la opinión pública. El profesor Alex P. Schmid reconoce que la violencia atrae al público[2]. Como ejemplo un dato significante; después de los atentados del 11-S, más de 250.000 personas se bajaron de internet vídeos de Al Qaeda en las que se mostraban ejecuciones[3].
No es casual que el país por el que sienten mayor atracción los terroristas de los últimos cuarenta años, sea el que posee un mayor desarrollo de los medios de comunicación. Durante el secuestro del avión de la TWA en 1985, los secuestradores comunicaron que no les interesaba ningún periodista que no fuera norteamericano ni que no trabajara para una cadena de televisión[4].

La información aparenta calmar ese miedo que causa el terrorismo. Pero se da la paradoja de que la información proporcionada por los medios muchas veces no despeja las dudas y, en consecuencia, no elimina el miedo, sino que lo potencia. Como señala Gil Calvo, “así es como los medios se convierten sin querer en bomberos pirómanos, pues la publicidad del riesgo percibido contribuye a magnificarlo”[5].



[1] El Terrorismo en España. Juán Avilés. Arco Libros. 2010
[2] Fundación Ortega y Gasset 2006.
[3] Propaganda terrorista y medios de comunicación. Gabriel Sánchez Rodríguez.
[4] La retórica del terror. Luis Veres. Ediciones de la Torre, 14 dic. 2009.
[5] Prensa, poder y terrorismo. Luis Veres. Universidad Cardenal Herrera-CEU. Valencia.



El acontecimiento que llevó finalmente al terrorismo internacional a fijar su atención en la atracción que podían suscitar en los medios de comunicación, fue el atentado una facción de la OLP denominada Septiembre Negro (OSN) en los Juegos Olímpicos de Munich de septiembre de 1972, contra los atletas olímpicos de la delegación de Israel.
Osama Bin Laden tenía muy claro que necesitaba de la publicidad y lo logró gracias a una efectiva gestión de su imagen en los MMCC. La entrevista para la CNN de Peter Bergen (1997) o para la ABC en 1998, fueron muestra de ello. Incluso Abud Salid al Misri, director de la revista publicada por los talibanes, llegó a declarar: “sentía un obsesión maníaca por los medios de comunicación, en especial por los internacionales[1].


Hay que dejar muy patente que el terrorismo, ante todo, es un fenómeno de comunicación. Podemos afirmar que los terroristas realizan actos violentos en búsqueda de tres objetivos universales: atención, reconocimiento y cierto grado de legitimidad.

NACOS BRIGITTE, L.: “Terrorism & the Media”. Columbia University Press. New York, 1994.


De la importancia que le dan los grupos terrorista al control de la comunicación tenemos muchas muestras. Con la aparición de los grupos terroristas yihadistas estamos siendo testigos de esto. Incluso, realizan sus terribles acciones a primera hora de la mañana para conseguir así mayor impacto en los medios[2]. Todo esto lleva a una nueva definición: Mass-mediated terrorism: terrorismo a través de los MMCC.
Los efectos negativos que pueden ofrecer los medios a los grupos terroristas son favorecer a los terroristas al otorgarles en la 'agenda pública' un lugar preeminente y desproporcionado, encuadramiento desfavorable: son percibidos como criminales y favorecer los objetivos terroristas: Impactar a la población - Dar a conocer sus motivos - Ganarse la simpatía de aquellos en cuyo favor supuestamente actúan - Adquirir un estatus mediático similar al de los actores políticos legítimos.
Los medios de comunicación pueden involuntariamente convertirse en la correa de transmisión de la actividad terrorista y contribuir inconscientemente a que esta cumpla sus objetivos de manera más eficiente. La historia nos demuestra que se han dado situaciones en las que la prioridad informativa y la ambición por aumentar la audiencia han supuesto cierta “dejadez” en la “autolimitación” que debería esperarse de los propios periodistas en ese aspecto[3].

Los ciudadanos de nuestra sociedad actual conocen la actividad terrorista y sus consecuencias, y lo más importante: sus fines, a través de los medios de comunicación y sobre todo de los Medios Sociales en Internet.




[1] Osama Bin Laden y Al Qaeda: el fin de una era. Juan Avilés
[2] Entre la responsabilidad de informar y el riesgo de ser "correa de transmisión" de los yihadistas. Lupe Bohornes.
[3] Terrorismo, información y derechos humanos. Juan Carlos Montalvo Abiol


3.1. La influencia de Internet y las Redes Sociales.


Internet ha traído a la comunicación un nuevo concepto: la participación y el diálogo. Este concepto está siendo usado en beneficio de los grupos terroristas que hacen propaganda en la red e interactúan directamente con sus seguidores. Además de la difusión de sus fines e incluso sus procedimientos en Internet, han encontrado en las Redes Sociales una herramienta fundamental en el reclutamiento de personal joven.
El uso de internet como medio de difusión, ha posibilitado a las organizaciones terroristas la difusión global de su propaganda, como consecuencia, intentar frenar la difusión y propaganda de sus fines se hace muchísimo más dificultoso.
Aunque los Gobiernos y las Instituciones supranacionales están trabajando en mecanismos de control, es prácticamente imposible erradicar en la red la propaganda terrorista. Esto se ha agudizado recientemente con el uso que los grupos terroristas yihadistas están haciendo de internet. En 1998, sólo existían doce sitios relacionados con actividades terrorismos. En 2014, se calcula que puedan llegar a 10.000.
Un ejemplo del  uso que de internet hacen los grupos terroristas, puede ser el análisis del empleo de la red hecho por el grupo terrorista que perpetró los atentados de Madrid. Se llegan a múltiples conclusiones sobre la función que tuvo internet en varios aspectos:
a)      Adoctrinamiento ideológico, fue la principal función que cumplió la Red en este caso. Internet facilita la adquisición de artículos y libros de carácter radical, así como la audición de sermones pronunciados en entornos clandestinos.
b)      Refuerzo emocional, mediante la transmisión de archivos de imagen, audio y vídeo que refuerzan el adoctrinamiento ideológico, el sentido  de pertenencia y la rebelión ante injusticias que sufren otras personas.
c)      Adiestramiento, por ejemplo, los terroristas de los atentados de Londres, el 7 de julio de 2005, fabricaron los explosivos con fórmulas obtenidas a través de internet.
d)     Obtención de información operativa
e)      Comunicación privada, la comunicación gratuita, en tiempo real y a cualquier distancia que ofrece internet también es un recurso ampliamente aprovechado.
f)       Comunicación pública y propaganda
g)      Seguimiento del impacto mediático de sus acciones

4.   Tratamiento informativo de los actos terroristas

Es responsabilidad de la prensa controlar la información para separar la información de la propaganda. Los terroristas no pueden tener hueco en los medios para difundir sus ideas. El hueco debe quedar reducido sólo a las informaciones y valoraciones, sin posibilidad de enaltecimiento o justificación de las acciones armadas.
Se debe tener presente que las informaciones de acciones o actividades terroristas pueden llegar a tener una gran carga de ‘propaganda’ si no tratan de manera adecuada. Es el propio periodista el que debe analizar cuidadosamente la información que va a generar, no difundiendo elementos propagandísticos de las organizaciones terroristas: comunicados, entrevistas, etc… Es responsabilidad del periodista informar de manera ajustada a los principios éticos que asume en su deontología profesional[1].




[1] Deontología profesional periodística: “el conjunto de principios éticos asumidos voluntariamente por quienes profesan el periodismo por razones de integridad, de profesionalismo y de responsabilidad social”. Ernesto Villanueva. Deontología informativa



Es fundamental el uso adecuado del lenguaje. Sus consecuencias en la audiencia es uno de los temas importantes a analizar. La elección de un lenguaje correcto que debe excluir la terminología utilizada normalmente por las organizaciones terroristas, es un punto muy importante a tener en cuenta.

En lo referente al tratamiento de imágenes, muchas veces se repiten imágenes violentas que no agregan nada a una nueva información, volviendo a brindar un espacio visual al terrorista, que puede ser innecesario. Es el mismo caso que el uso de vídeos de YouTube (plataforma fundamental para la difusión de sus acciones por parte de las organizaciones terroristas), como soporte audiovisual en informaciones[1].
Este tipo de tratamiento deriva en la errónea práctica que privilegia la articulación de imágenes sensacionalistas sobre el desarrollo de los contextos. Un ejemplo fueron los atentados de Madrid, donde no se reparó demasiado en transmitir imágenes, declaraciones fotografías e informaciones de las víctimas. Diferente fue el tratamiento dado el 11-S en Estados Unidos, donde la política informativa cuidó mucho no difundir al menos innecesariamente imágenes de las víctimas.

La opción contraria, el ‘apagón informativo o blackout’ sobre los actos terroristas, tiene un inconveniente principal: si no se difunden y conocen los horrores del terrorismo, la sociedad no se situará en contra de éste, o no lo hará con contundencia[2]. Por lo tanto la información sobre los actos terroristas es un elemento básico para desenmascarar la propaganda justificadora y se debe evitar esta opción.

4.1. ¿Qué pueden hacer los medios de comunicación?


“Mostrar la realidad del terrorismo con toda su crudeza es también una forma de fijar posición, de no cerrar los ojos a la realidad y denunciarla de la mejor manera que un medio de comunicación sabe hacer: contar lo que ha sucedido, sin velos que traten de ocultar o edulcorar los efectos perversos de los actos violentos”
Sánchez Rodríguez


Los medios de comunicación deben atender a promover un debate informado, en términos de ‘agenda’, no sobreestimar la importancia del terrorismo y en términos de ‘encuadramiento’, destacar que los terroristas utilizan procedimientos repudiados por la comunidad internacional y evitar la idea de que hay que realizar concesiones mutuas de las partes.
Con estas premisas generales se pueden adoptar dos tipos de política informativa por parte de los MMCC. Una, mostrar la realidad de las acciones terroristas con toda la crudeza y fuerza de la destrucción y muerte de estas acciones, como manera de combatir el terrorismo y mostrar su vileza; o la segunda, la sobriedad respecto a las víctimas, ocultando imágenes y testimonios sin valor informativo y con mucha carga de propaganda.




[1] Propaganda terrorista y medios de comunicación. Gabriel Sánchez Rodríguez.
[2] Terrorismo y medios de comunicación. El oxígeno de la publicidad. Cristina Losada. http://www.ilustracionliberal.com/33/terrorismo-y-medios-de-comunicacion-i-el-oxigeno-de-la-publicidad-cristina-losada.html



A favor de la primera Sánchez Rodríguez[1] escribe que los medios informativos deben ser beligerantes en la lucha contra el terrorismo como línea editorial. Y la mejor forma de luchar contra esta lacra es mostrar la realidad tal y como es, con la fuerza que significa dar la noticia y mostrar las horrorosas secuelas de la violencia. Así también se lucha contra el terrorismo, pues la opinión pública conoce las consecuencias y rechaza tajantemente esa forma de participación en la vida social y política de un país.  A mayor y más crudeza de la realidad, mayor es el rechazo.

4.2. Tipos de tratamientos informativos[2].


a)      El silencio
El silencio (black-out), supondría no dar ninguna información sobre las acciones terroristas. La argumentación de los que están a favor del silencio se basa sustancialmente en considerar que el terrorismo es principalmente un acto de publicidad; por consiguiente, la mejor forma de combatirlo es mediante el apagón informativo.

b)     Tratamiento favorable a los grupos terroristas
Con los siguientes comportamientos comunicativos: total ausencia de condena editorial de sus acciones, apoyo a nivel editorial o en artículos de opinión de las justificaciones y argumentaciones de los grupos terroristas, creación intencionada de un clima de desprestigio y rechazo a las instituciones democráticas y un lenguaje similar al que utiliza la organización terrorista.

c)      3. Tratamiento neutral
Supone valorar la información terrorista como cualquier tipo de información, bajo unos criterios estrictamente periodísticos. Se busca la primicia. Con este tipo de tratamiento se puede favorecer los intereses propagandísticos de la organización terrorista.

d)     Tratamiento selectivo
Se parte del principio de la libertad de información, pero se aceptan una serie de limitaciones. Aunque quizás fuera más correcto decir autolimitaciones, ya que el tratamiento selectivo no debe ser impuesto por las autoridades: La autorregulación informativa por los medios y periodistas.
En este tipo de tratamiento se apuntan una serie de medidas:
·         Establecer una clara diferencia entre los hechos y las opiniones.
·         Dar la información de los hechos sin disminuir su importancia pero favorecer una toma de conciencia antiterrorista.
·         La información veraz sobre los hechos debe estar exenta de todo carácter sensacionalista. No se deben sobredimensionar los acontecimientos.




[1] Informar sobre terrorismo: una misión difícil pero necesaria. Gabriel Sánchez Rodríguez Profesor de la Universidad Francisco de Vitoria. 2005. http://www.comunicacionyhombre.com/pdfs/01_e_gabrielsanchez.pdf
[2] Medios de comunicación y terrorismo: Apuntes para un debate. Miquel Rodrigo Alsina.




·         No difundir ningún elemento propagandístico de la organización terrorista: comunicados, entrevistas, etcétera.
·         Elección de un lenguaje correcto que excluiría toda la terminología utilizada normalmente por las organizaciones terroristas.
·         Una clara línea editorial de rechazo y condena de las acciones terroristas.
·         El principio de libertad de información no debe ser el prioritario cuando vidas humanas están en peligro.

a)      Tratamiento selectivo de calidad
Diferencia claramente el tratamiento periodístico del terrorismo de acuerdo con la importancia intrínseca que éste tenga. Si la importancia es pequeña, también debe de serlo la atención informativa. Ante el terrorismo intrínsecamente importante se hace necesaria una información de calidad.

b)     La denuncia enérgica del terrorismo
Los medios de comunicación tienen que jugar un papel más dinámico, que se concreta en cuatro objetivos:
·         Destruir la posible buena imagen que el público tiene del terrorismo, poniendo de manifiesto su falta de coherencia, sus vinculaciones con la CIA o KGB, identificándolo como grupos fascistas, etcétera.
·         Destruir sus coartadas ideológicas. No basta con condenar el terrorismo. Hay que tener una actitud militante antiterrorista desenmascarando sus coartadas ideológicas.
·         Atacarlo frontalmente. Frente al temor a la crítica del terrorismo, la prensa debe despertar la conciencia pública.

·         Disminuir la intensidad del mensaje. Aunque el acontecimiento mereciera, de acuerdo con los cánones periodísticos, una primera página, desplazarlo a una segunda o tercera, o incluso a una pequeña columna.

5.   Conclusiones


En un sistema democrático, las actividades terroristas deben ser objeto de un tratamiento informativo riguroso y ajeno a cualquier concesión sensacionalista o especulativa, evitando dar publicidad a las organizaciones terroristas. En este aspecto la autorregulación[1] de los medios de comunicación es fundamental. La autorregulación no significa censura. Incluso la ONU apuesta por esta autorregulación en los MMCC[2].

La autorregulación es un compromiso a tres bandas, en el que participan, todos los actores del hecho informativo: editores, periodistas y público. Los primeros, anteponiendo un concepto ético por encima de la actitud empresarial; los segundos, reflejando la realidad sin ningún aditivo que distorsione, empañe o sobre dimensione la noticia; y los terceros, recibiendo información veraz, pero sin componentes que puedan causar efectos contrarios a los que se pretenden cuando se informa sobre actividades terroristas.

Todas las directrices a lo hora de tratar la información de actos terroristas debe incluirse en los manuales de estilo de los Medios. La BBC lo priorizó a la hora de informar de los atentados de Londres de 2005 y RTVE dispone de unas interesantes “Obligaciones y recomendaciones para los informadores” en su manual de estilo[3]. Con esto, el periodista tendrá unas normas básicas de consulta a la hora de elaborar sus informaciones de manera correcta.

La verdadera arma del terrorismo no es la pistola o la dinamita, es la propaganda que obtiene a través de la información y el efecto impactante que alcanza sobre las personas informadas

Se deben evitar las difusiones de montajes televisivos elaborados por los terroristas, como los recientemente conocidos de los crímenes del ISIS. Las televisiones lo han retransmitido eliminando el desenlace final. ¿Hubiera sido conveniente informar con una imagen fija y evitar ese reportaje televisivo? El fin hubiera sido el mismo: informar del hecho a la sociedad, pero el mensaje hubiera llegado de otra manera evitando ese protagonismo teatral de los terroristas, que son tremendamente conscientes de que de esta manera instalan el miedo en sus adversarios: Se debe evitar el espectáculo teatral proporcionado por los terroristas.



[1] El profesor Hugo Aznar valora la autorregulación en prensa como el sistema que “trata de garantizar dos cosas difíciles de compaginar: la necesaria libertad e independencia de los medios y la necesidad cada día mayor y más perentoria de que su labor se ajuste a criterios y pautas éticos, dada la importancia de su labor y la magnitud de su influencia” (Aznar, 2005: 27).
[2] Unidos contra el terrorismo. Informe de la Asamblea General (2006).


Hay un colectivo que padece más que cualquier otro, los efectos de las acciones terroristas. Se trata de las víctimas. La información no puede contribuir a aumentar el sufrimiento de quien padece las secuelas del terrorismo; todo lo contrario, merecen todo el respeto y consideración por parte de los medios informativos. Si la entrevista, las declaraciones, las imágenes o las conjeturas no aportan nada a la información, y pueden generar aflicción, mejor evitarlo.

Los poderes públicos deben establecer mecanismos de control sobre Internet para evitar que los terroristas utilicen las nuevas tecnologías para difundir ideas, captar adeptos o justificar sus acciones. Una férrea legislación sobre el uso de Internet evitaría la proliferación de páginas,  en las que los terroristas acotan sus particulares campos de entrenamiento on line. Además sería muy deseable una legislación supranacional que evitaría la proliferación de este tipo de intercambio de mensajes a través de la red.

Uno de los objetivos fundamentales que se deben establecer, es el análisis y monitorización por parte de los organismos de seguridad e inteligencia, de la actividad de organizaciones terroristas en internet, centrándose fundamentalmente en el uso de Redes Sociales por estas organizaciones. Frenar su actividad en la Red y evitar que Twitter, Facebook, Google … faciliten de manera no consciente la difusión de la ‘jihad global’, debe ser prioridad para los Gobiernos. 


1.   Bibliografía

·         Convenio Internacional para la represión de la financiación del terrorismo. Naciones Unidas 1999. http://www.un.org/es/sc/ctc/docs/conventions/conv12.pdf
  • Terrorismo, información y derechos humanos. Juan Carlos Montalvo Abiol.


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