Trabajo del Curso de Experto universitario en Comunicación Pública y Defensa (asignatura Terrorismo e Información)
LA
RESPONSABILIDAD DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN AL INFORMAR DE ACTOS TERRORISTAS
The Responsability of Social Media when they report about terrorist acts
Sergio
Camero Villar
01
de junio de 2015
Resumen: Es innegable que el terrorismo necesita a los medios de
comunicación para darse a conocer y convertir los hechos en imágenes, pero
igualmente los medios usan el terrorismo como noticia. Siempre teniendo por
delante los principios de la libertad de expresión y el derecho a la
información, deben ser los propios medios los que, en un ejercicio de
autorregulación, decidan cómo abordar las informaciones para dar cuenta de una
realidad que no debe ser ocultada, evitar cualquier resquicio propagandístico y
crear una conciencia colectiva beligerante contra el terrorismo.
Abstract: It
is undeniable that terrorism needs social media to make known and turn the
facts into pictures, but also media used terrorism as news. Always considering
first the principles of freedom of expression and right to information,
own media must be, in an exercise of self-regulation, who decide how to tackle
the information to account for a fact which should not be hidden; avoid
some advertising chink and create a belligerent collective conscience
against terrorism
Palabras clave: Terrorismo, Medios de Comunicación, Responsabilidad.
Keywords: Terrorism, Social Media, Responsability
PREFACIO
“Sin comunicación no habría terrorismo”.
Marshall McLuhan.
“Tenemos que encontrar la forma de privar a los terroristas y a los secuestradores de aviones del oxígeno
de la publicidad, del cual dependen”
Margaret Thatcher
Este trabajo pretende realizar un
análisis sobre la manera de informar por parte de medios de comunicación (MMCC)
de actos terroristas, que con el afán de contar todo y estar al filo de la
noticia, pueden llegar a no separar adecuadamente la ‘propaganda’ de la
‘información’. Llegando a la conclusión
de la necesidad de crear los mecanismos de control necesarios que permita desde
los propios MMCC regular la información que se ofrece al ciudadano.
Si bien los terroristas encuentran en
los medios de comunicación el eco deseado para su propaganda, a su vez
proporcionan el espectáculo que los periodistas necesitan.
Es indiscutible que los medios de
comunicación tienen la obligación de informar sobre actos terroristas, pues es
un derecho de los ciudadanos recibir dicha información, pero deben ser
conscientes de una premisa importante: “la propaganda
es un elemento imprescindible para la supervivencia del terrorismo”.
INDICE
Muchos analistas piensan que los
atentados del 11-S fueron pensados para que se pudieran ver en televisión. La mayoría de
ellos están de acuerdo en que el efecto que se busca en los
atentados es sobre todo el impacto en una determinada audiencia.
La diferencia esencial entre un acto
criminal común y el acto terrorista, es que pocos delincuentes comunes
requieren de publicidad para ver sus
aspiraciones satisfechas, mientras que los terroristas exigen necesariamente de
esta propaganda para que sus fines se
vean cumplidos al completo.
Neutralizar este vector fundamental necesario para las organizaciones
terroristas, sea una de las premisas que se deben tener en cuenta a la hora de
informar sobre atentados terroristas.
El debate puede surgir: ¿Los medios de
comunicación condicionan los acontecimientos terroristas o son los terroristas
quienes llegan a condicionar la información? ¿Puede un Medio de Comunicación
obviar los comunicados que redactan los terroristas? ¿Pueden las autoridades
influir de manera directa o indirecta para esconder o reducir el impacto
mediático de un acto terrorista?
Es un derecho, los ciudadanos tienen el derecho
a ser informados objetivamente, pero también las víctimas y sus familiares
tienen derecho a la intimidad. Entre estos espacios los medios deben informar
con responsabilidad, porque es su obligación.
Los terroristas son conscientes de la
crisis que vienen padeciendo los MMCC tradicionales desde la aparición de las ‘nuevas
tecnologías’ y han aprovechado este importante canal. Nadie discute que Internet
ha pasado a ser la herramienta básica para su propaganda. Es un reclamo para reclutar simpatizantes y que finalmente den un
paso definitivo y formen parte de sus filas.
El análisis sobre la responsabilidad de
los medios de comunicación al informar de actos terroristas se debe enmarcar en
los objetivos generales que los terroristas tratan de conseguir mediante los
MMCCSS:
·
Impactar a la población a la
que pretenden intimidar.
·
Dar a conocer sus motivos.
·
Ganarse la simpatía de
aquellos en cuyo favor supuestamente actúan.
·
Adquirir un estatus mediático
similar al de los actores políticos legítimos.
El término “terror” adquirió por primera
vez una connotación ‘política’ con la Revolución francesa. Para Robespierre el
término tenía connotaciones positivas, pues se refería al uso sistemático de
medidas violentas e ilegales por parte de un Estado con el fin de eliminar toda oposición. El término ‘terrorismo’
ha cambiado y ya no se emplea para referirse a las medidas represivas usadas
por los Estados, sino a la violencia clandestina con un objetivo político por
grupos opuestos al Estado.
La primera campaña terrorista que se
considera como tal, la de los revolucionarios rusos del grupo Naradnaya que
acabó con la vida del Zar Alejandro II (1881), aunque el término seguía teniendo
significados positivos, ya podemos hablar de la concepción del terrorismo como
estrategia revolucionaria. Ya con los
anarquistas del XIX surge el concepto de 'Propaganda
del hecho':
un acto de gran repercusión es mucho más eficaz que la propaganda
revolucionaria.
Hoy en día hay quien defiende la tesis
de que no se puede denominar terrorista a quien lucha por una causa justa
(Yassir Arafat). En los últimos años se concibe el terrorismo como un conjunto
de medios condenables en sí mismos, independientemente del fin que con ellos se
persiga.
Esta resolución incluía una definición
de atentados terroristas como “actos
criminales con fines políticos concebidos o planeados para provocar un estado
de terror en la población en general, en un grupo de personas o en personas
determinadas”, que resultan “injustificables
en todas las circunstancias, cualesquiera sean las consideraciones políticas,
filosóficas, ideológicas, raciales, étnicas, religiosas o de cualquier otra
índole que se hagan valer para justificarlos”.
Sin embargo no contenía alusión alguna a
la legitimidad de la lucha de los movimientos de liberación nacional, del tipo
de las que aparecían en las anteriores resoluciones de la Asamblea General
sobre el tema.
Se define atentado terrorista como un acto
destinado a causar la muerte o lesiones graves a un civil o persona que
no participe activamente en las hostilidades. En una situación de conflicto
armado y con el propósito de intimidar a la población u obligar a un Gobierno u
Organización a realizar un acto o abstenerse de hacerlo.
Existen dos elementos fundamentales en
esta nueva definición: la afirmación de que el acto terrorista se caracteriza
por ir dirigido contra personas no
combatientes, y la de que su objetivo no se agota en el daño causado a la
víctima directa, pues más allá de ella se dirige a atemorizar a una población o a forzar
una decisión política.
La
llamada propaganda por el hecho o propaganda por el acto, es
una estrategia de propaganda anarquista basada
en el supuesto de que el impacto de una acción genera más repercusiones,
obtiene más relevancia y, por tanto, es mucho más eficaz que la simple palabra
para despertar las energías rebeldes del pueblo. Implica predicar con el
ejemplo. Su puesta en práctica buscaba elevar un conflicto latente al grado de
conflictividad explícita, generando un elevado grado de incertidumbre social
que obligase a la mayoría a salir de su indiferencia y adoptar posturas
distintas para resolver el conflicto. Incluye acciones que van desde la ocupación de un terreno o inmueble, hasta
el tiranicidio o
ataques contra quienes son considerados poderosos y/o represores. Este tipo de
atentados violentos ha sido denominado generalmente como terrorismo
anarquista. http://es.wikipedia.org/wiki/Propaganda_por_el_hecho
El Departamento de Estado de los Estados
Unidos define el terrorismo como violencia premeditada con fines políticos, perpetrada
por grupos no estatales o agentes clandestinos contra no combatientes, con el
propósito de influir en una audiencia.
Incluso se puede considerar esta
definición como más apropiada que las anteriores, a efectos de contabilizar el
impacto del terrorismo internacional.
Conjunto de violencia premeditada,
ejecutada por una organización clandestina, ejercida contra personas no
combatientes, con el propósito de generar un clima de temor favorable a los
objetivos políticos de quienes la perpetran.
El terrorismo
sabe que causa miedo, y el miedo siempre es noticia
Los
atentados son eficaces en la medida que tienen un impacto en la opinión
pública. El profesor Alex P. Schmid reconoce que la violencia atrae al público. Como ejemplo un dato significante; después de los atentados del
11-S, más de 250.000 personas se bajaron de internet vídeos de Al Qaeda en las
que se mostraban ejecuciones.
No es casual que el país por el que sienten mayor atracción los terroristas
de los últimos cuarenta años, sea el que posee un mayor desarrollo de los
medios de comunicación. Durante el secuestro del avión de la TWA en 1985, los
secuestradores comunicaron que no les interesaba ningún periodista que no fuera
norteamericano ni que no trabajara para una cadena de televisión.
La información aparenta calmar ese miedo
que causa el terrorismo. Pero se da la paradoja de que la información proporcionada
por los medios muchas veces no despeja las dudas y, en consecuencia, no elimina
el miedo, sino que lo potencia. Como señala Gil Calvo, “así es como los medios se convierten sin querer en bomberos pirómanos,
pues la publicidad del riesgo percibido contribuye a magnificarlo”.
El Terrorismo en España. Juán
Avilés. Arco Libros. 2010
La retórica
del terror. Luis Veres.
Ediciones de la Torre, 14 dic. 2009.
Prensa, poder
y terrorismo. Luis Veres. Universidad Cardenal Herrera-CEU. Valencia.
El acontecimiento que llevó finalmente
al terrorismo internacional a fijar su atención en la atracción que podían
suscitar en los medios de comunicación, fue el atentado una facción de la OLP
denominada Septiembre Negro (OSN) en los Juegos Olímpicos de Munich de septiembre
de 1972, contra los atletas olímpicos de la delegación de Israel.
Osama Bin Laden tenía muy claro que
necesitaba de la publicidad y lo logró gracias a una efectiva gestión de su
imagen en los MMCC. La entrevista para la CNN de Peter Bergen (1997) o para la
ABC en 1998, fueron muestra de ello. Incluso Abud Salid al Misri, director de
la revista publicada por los talibanes, llegó a declarar: “sentía un obsesión maníaca por los medios de comunicación, en especial
por los internacionales”.
Hay que dejar muy patente que el terrorismo, ante todo, es un fenómeno de comunicación.
Podemos afirmar que los terroristas realizan actos
violentos en búsqueda de tres objetivos universales: atención, reconocimiento y
cierto grado de legitimidad.
NACOS BRIGITTE, L.: “Terrorism
& the Media”. Columbia University Press. New York, 1994.
De
la importancia que le dan los grupos terrorista al control de la comunicación
tenemos muchas muestras. Con la aparición de los grupos terroristas yihadistas
estamos siendo testigos de esto. Incluso, realizan sus terribles acciones a
primera hora de la mañana para conseguir así mayor impacto en los medios. Todo esto lleva a una nueva definición: Mass-mediated terrorism: terrorismo a través de los MMCC.
Los efectos negativos que pueden ofrecer
los medios a los grupos terroristas son favorecer a los terroristas al
otorgarles en la 'agenda pública' un lugar preeminente y desproporcionado, encuadramiento
desfavorable: son percibidos como criminales y favorecer los objetivos
terroristas: Impactar a la población - Dar a conocer sus motivos - Ganarse la
simpatía de aquellos en cuyo favor supuestamente actúan - Adquirir un estatus
mediático similar al de los actores políticos legítimos.
Los medios de comunicación pueden
involuntariamente convertirse en la correa de transmisión de la actividad
terrorista y contribuir inconscientemente a que esta cumpla sus objetivos de
manera más eficiente. La historia nos demuestra que se han dado situaciones en
las que la prioridad informativa y la ambición por aumentar la audiencia han
supuesto cierta “dejadez” en la “autolimitación” que debería esperarse de los
propios periodistas en ese aspecto.
Los ciudadanos de nuestra sociedad
actual conocen la actividad terrorista y sus consecuencias, y lo más
importante: sus fines, a través de los medios de comunicación y sobre todo de
los Medios Sociales en Internet.
Terrorismo,
información y derechos humanos. Juan Carlos Montalvo Abiol
Internet ha traído a la comunicación un
nuevo concepto: la participación y el diálogo. Este concepto está siendo usado
en beneficio de los grupos terroristas que hacen propaganda en la red e
interactúan directamente con sus seguidores. Además de la difusión de sus fines
e incluso sus procedimientos en Internet, han encontrado en las Redes Sociales
una herramienta fundamental en el reclutamiento de personal joven.
El uso de internet como medio de
difusión, ha posibilitado a las organizaciones terroristas la difusión global
de su propaganda, como consecuencia, intentar frenar la difusión y propaganda
de sus fines se hace muchísimo más dificultoso.
Aunque los Gobiernos y las Instituciones
supranacionales están trabajando en mecanismos de control, es prácticamente
imposible erradicar en la red la propaganda terrorista. Esto se ha agudizado
recientemente con el uso que los grupos terroristas yihadistas están haciendo
de internet. En 1998, sólo existían doce sitios relacionados con actividades
terrorismos. En 2014, se calcula que puedan llegar a 10.000.
Un ejemplo del uso que de internet hacen los grupos
terroristas, puede ser el análisis del empleo de la red hecho por el grupo
terrorista que perpetró los atentados de Madrid. Se llegan a múltiples
conclusiones sobre la función que tuvo internet en varios aspectos:
a)
Adoctrinamiento ideológico, fue la
principal función que cumplió la Red en este caso. Internet facilita la
adquisición de artículos y libros de carácter radical, así como la audición de
sermones pronunciados en entornos clandestinos.
b)
Refuerzo emocional, mediante la
transmisión de archivos de imagen, audio y vídeo que refuerzan el
adoctrinamiento ideológico, el sentido
de pertenencia y la rebelión ante injusticias que sufren otras personas.
c)
Adiestramiento, por ejemplo, los
terroristas de los atentados de Londres, el 7 de julio de 2005, fabricaron los
explosivos con fórmulas obtenidas a través de internet.
d)
Obtención de información operativa
e)
Comunicación privada, la
comunicación gratuita, en tiempo real y a cualquier distancia que ofrece
internet también es un recurso ampliamente aprovechado.
f)
Comunicación pública y propaganda
g)
Seguimiento del impacto mediático de sus acciones
Es responsabilidad de la prensa
controlar la información para separar la información de la propaganda. Los
terroristas no pueden tener hueco en los medios para difundir sus ideas. El
hueco debe quedar reducido sólo a las informaciones y valoraciones, sin
posibilidad de enaltecimiento o justificación de las acciones armadas.
Se debe tener presente que las
informaciones de acciones o actividades terroristas pueden llegar a tener una
gran carga de ‘propaganda’ si no tratan de manera adecuada. Es el propio
periodista el que debe analizar cuidadosamente la información que va a generar,
no difundiendo elementos propagandísticos de las organizaciones terroristas:
comunicados, entrevistas, etc… Es responsabilidad del periodista informar de
manera ajustada a los principios éticos que asume en su deontología profesional.
Es fundamental el uso adecuado del
lenguaje. Sus consecuencias en la audiencia es uno de los temas importantes a
analizar. La elección de un lenguaje correcto que debe excluir la terminología
utilizada normalmente por las organizaciones terroristas, es un punto muy
importante a tener en cuenta.
En lo referente al tratamiento de
imágenes, muchas veces se repiten imágenes violentas que no agregan nada a una
nueva información, volviendo a brindar un espacio visual al terrorista, que
puede ser innecesario. Es el mismo caso que el uso de vídeos de YouTube
(plataforma fundamental para la difusión de sus acciones por parte de las
organizaciones terroristas), como soporte audiovisual en informaciones.
Este tipo de tratamiento deriva en la
errónea práctica que privilegia la articulación de imágenes sensacionalistas
sobre el desarrollo de los contextos. Un ejemplo fueron los atentados de Madrid,
donde no se reparó demasiado en transmitir imágenes, declaraciones fotografías
e informaciones de las víctimas. Diferente fue el tratamiento dado el 11-S en
Estados Unidos, donde la política informativa cuidó mucho no difundir al menos
innecesariamente imágenes de las víctimas.
La opción contraria, el ‘apagón informativo
o blackout’ sobre los actos terroristas, tiene un inconveniente
principal: si no se difunden y conocen los horrores del terrorismo, la sociedad
no se situará en contra de éste, o no lo hará con contundencia. Por
lo tanto la información sobre los actos terroristas es un elemento básico para
desenmascarar la propaganda justificadora y se debe evitar esta opción.
“Mostrar la realidad del terrorismo con toda su crudeza es
también una forma de fijar posición, de no cerrar los ojos a la realidad y
denunciarla de la mejor manera que un medio de comunicación sabe hacer: contar
lo que ha sucedido, sin velos que traten de ocultar o edulcorar los efectos
perversos de los actos violentos”
Sánchez Rodríguez
Los
medios de comunicación deben atender a promover un debate informado, en
términos de ‘agenda’, no sobreestimar la importancia del terrorismo y en
términos de ‘encuadramiento’, destacar que los terroristas utilizan
procedimientos repudiados por la comunidad internacional y evitar la idea de
que hay que realizar concesiones mutuas de las partes.
Con estas premisas generales se pueden
adoptar dos tipos de política informativa por parte de los MMCC. Una, mostrar
la realidad de las acciones terroristas con toda la crudeza y fuerza de la
destrucción y muerte de estas acciones, como manera de combatir el terrorismo y
mostrar su vileza; o la segunda, la sobriedad respecto a las víctimas,
ocultando imágenes y testimonios sin valor informativo y con mucha carga de propaganda.
A favor de la primera Sánchez Rodríguez
escribe que los medios informativos deben ser beligerantes en la lucha contra
el terrorismo como línea editorial. Y la mejor forma de luchar contra esta
lacra es mostrar la realidad tal y como es, con la fuerza que significa dar la
noticia y mostrar las horrorosas secuelas de la violencia. Así también se lucha
contra el terrorismo, pues la opinión pública conoce las consecuencias y
rechaza tajantemente esa forma de participación en la vida social y política de
un país. A mayor y más crudeza de la
realidad, mayor es el rechazo.
a)
El silencio
El silencio (black-out), supondría no
dar ninguna información sobre las acciones terroristas. La argumentación de los
que están a favor del silencio se basa sustancialmente en considerar que el
terrorismo es principalmente un acto de publicidad; por consiguiente, la mejor
forma de combatirlo es mediante el apagón informativo.
b)
Tratamiento favorable a los grupos terroristas
Con los siguientes comportamientos
comunicativos: total ausencia de condena editorial de sus acciones, apoyo a
nivel editorial o en artículos de opinión de las justificaciones y argumentaciones
de los grupos terroristas, creación intencionada de un clima de desprestigio y
rechazo a las instituciones democráticas y un lenguaje similar al que utiliza
la organización terrorista.
c)
3. Tratamiento neutral
Supone valorar la información terrorista
como cualquier tipo de información, bajo unos criterios estrictamente
periodísticos. Se busca la primicia. Con este tipo de tratamiento se puede favorecer
los intereses propagandísticos de la organización terrorista.
Se parte del principio de la libertad de
información, pero se aceptan una serie de limitaciones. Aunque quizás fuera más
correcto decir autolimitaciones, ya que el tratamiento selectivo no debe ser
impuesto por las autoridades: La autorregulación informativa por los medios y
periodistas.
En este tipo de
tratamiento se apuntan una serie de medidas:
·
Establecer
una clara diferencia entre los hechos y las opiniones.
·
Dar la información
de los hechos sin disminuir su importancia pero favorecer una toma de conciencia
antiterrorista.
·
La
información veraz sobre los hechos debe estar exenta de todo carácter sensacionalista.
No se deben sobredimensionar los acontecimientos.
Medios
de comunicación y terrorismo: Apuntes para un debate. Miquel Rodrigo Alsina.
·
No difundir
ningún elemento propagandístico de la organización terrorista: comunicados,
entrevistas, etcétera.
·
Elección de
un lenguaje correcto que excluiría toda la terminología utilizada normalmente
por las organizaciones terroristas.
·
Una clara
línea editorial de rechazo y condena de las acciones terroristas.
·
El principio
de libertad de información no debe ser el prioritario cuando vidas humanas
están en peligro.
a)
Tratamiento selectivo de calidad
Diferencia claramente el tratamiento
periodístico del terrorismo de acuerdo con la importancia intrínseca que éste
tenga. Si la importancia es pequeña, también debe de serlo la atención informativa.
Ante el terrorismo intrínsecamente importante se hace necesaria una información
de calidad.
b)
La denuncia enérgica del terrorismo
Los medios de comunicación tienen que
jugar un papel más dinámico, que se concreta en cuatro objetivos:
·
Destruir la
posible buena imagen que el público tiene del terrorismo, poniendo de
manifiesto su falta de coherencia, sus vinculaciones con la CIA o KGB,
identificándolo como grupos fascistas, etcétera.
·
Destruir sus
coartadas ideológicas. No basta con condenar el terrorismo. Hay que tener una
actitud militante antiterrorista desenmascarando sus coartadas ideológicas.
·
Atacarlo
frontalmente. Frente al temor a la crítica del terrorismo, la prensa debe despertar
la conciencia pública.
·
Disminuir la
intensidad del mensaje. Aunque el acontecimiento mereciera, de acuerdo con los
cánones periodísticos, una primera página, desplazarlo a una segunda o tercera,
o incluso a una pequeña columna.
En un sistema
democrático, las actividades terroristas deben ser objeto de un tratamiento
informativo riguroso y ajeno a cualquier concesión sensacionalista o
especulativa, evitando dar publicidad a las organizaciones terroristas. En este
aspecto la autorregulación
de los medios de comunicación es fundamental. La autorregulación no
significa censura. Incluso la ONU apuesta por esta autorregulación en los MMCC.
La
autorregulación es un compromiso a tres bandas, en el que participan, todos los
actores del hecho informativo: editores, periodistas y público. Los primeros,
anteponiendo un concepto ético por encima de la actitud empresarial; los
segundos, reflejando la realidad sin ningún aditivo que distorsione, empañe o
sobre dimensione la noticia; y los terceros, recibiendo información veraz, pero
sin componentes que puedan causar efectos contrarios a los que se pretenden
cuando se informa sobre actividades terroristas.
Todas las
directrices a lo hora de tratar la información de actos terroristas debe
incluirse en los manuales de estilo
de los Medios. La BBC lo priorizó a la hora de informar de los atentados de Londres
de 2005 y RTVE dispone de unas interesantes “Obligaciones y recomendaciones
para los informadores” en su manual de estilo. Con
esto, el periodista tendrá unas normas básicas de consulta a la hora de
elaborar sus informaciones de manera correcta.
La verdadera arma del terrorismo no es la pistola o la dinamita, es la propaganda que
obtiene a través de la información y el efecto impactante que alcanza sobre las
personas informadas
Se
deben evitar las difusiones de montajes televisivos elaborados por los
terroristas, como los recientemente conocidos de los crímenes del ISIS. Las
televisiones lo han retransmitido eliminando el desenlace final. ¿Hubiera sido
conveniente informar con una imagen fija y evitar ese reportaje televisivo? El
fin hubiera sido el mismo: informar del hecho a la sociedad, pero el mensaje
hubiera llegado de otra manera evitando ese protagonismo teatral de los
terroristas, que son tremendamente conscientes de que de esta manera instalan
el miedo en sus adversarios: Se debe
evitar el espectáculo teatral proporcionado por los terroristas.
El profesor
Hugo Aznar valora la autorregulación en prensa como el sistema que “trata de
garantizar dos cosas difíciles de compaginar: la necesaria libertad e
independencia de los medios y la necesidad cada día mayor y más perentoria de
que su labor se ajuste a criterios y pautas éticos, dada la importancia de su
labor y la magnitud de su influencia” (Aznar, 2005: 27).
Hay un colectivo que padece más que
cualquier otro, los efectos de las acciones terroristas. Se trata de las víctimas. La información no puede
contribuir a aumentar el sufrimiento de quien padece las secuelas del
terrorismo; todo lo contrario, merecen todo el respeto y consideración por
parte de los medios informativos. Si la entrevista, las declaraciones, las
imágenes o las conjeturas no aportan nada a la información, y pueden generar
aflicción, mejor evitarlo.
Los poderes públicos deben establecer
mecanismos de control sobre Internet para evitar que los terroristas utilicen
las nuevas tecnologías para difundir ideas, captar adeptos o justificar sus
acciones. Una férrea legislación sobre el uso de Internet evitaría la
proliferación de páginas, en las que los
terroristas acotan sus particulares campos de entrenamiento on line. Además
sería muy deseable una legislación supranacional que evitaría la proliferación
de este tipo de intercambio de mensajes a través de la red.
Uno de los objetivos fundamentales que
se deben establecer, es el análisis y
monitorización por parte de los organismos de seguridad e inteligencia, de
la actividad de organizaciones terroristas en internet, centrándose
fundamentalmente en el uso de Redes Sociales por estas organizaciones. Frenar
su actividad en la Red y evitar que Twitter, Facebook, Google … faciliten de
manera no consciente la difusión de la ‘jihad global’, debe ser prioridad para
los Gobiernos.
- Terrorismo, información y
derechos humanos. Juan Carlos Montalvo Abiol.